Te busco


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_Hasta luego, mami, vuelvo en la noche.
_Hasta luego. ¿Llevás ropa interior buena?
_Ay, ma... sí. Ya, ya me voy. Te veo en la noche.

Eran las 7:15 de la mañana. Se despidieron con un beso. Una hora después, Aika empezó a hacer la comida mientras vigilaba la calle por la ventana de la cocina. Comenzó a cortar las zanahorias cuando Takara le lamió las piernas, sollozando por comida.
_¡¡Takara, estas zanahorias no son para perros!!! --y se agachó para jugar con ella. Fue un instante que le salvó la vida. Fue un instante que la persiguió toda su existencia. Fue un instante que no sabía si agradecer u odiar. Fue un instante. Se oyó un golpe como si hubiera caído la luna. Durante un segundo, no hubo sonido alguno en el mundo. Todo estaba callado, todo estaba inmóvil, todo se congeló. El silencio era puro. Poco a poco el eco del golpe empezó a expanderse, tan fuerte que a su paso las ventanas estallaban en mil pedazos, los árboles despegaban sus raíces del suelo y todos los objetos volaban. Su fuerza mermó cuando llegó a Aika, pero de cualquier manera, la ventana explotó y los pedazos salieron volando por toda la cocina. Unos pocos se le clavaron en la espalda y ella solo atinó a quedarse en esa misma posición hasta que el eco desapareciera. Si hubiera estado de pie, como hacía 5 segundos, los picos se habrían encarnado en su cara, en su cuello y en su pecho.

Cuando hubo pasado el ruido, volvió el silencio. Se quitó los vidrios de la espalda y se levantó. Su blusa estaba manchada de sangre, y de las manos esta parecía brotar de cada poro. La noche había llegado, ¿dónde estaba Hikaru? ¡Él dijo que llegaría en la noche! ¡La noche ya había llegado y Hikaru no! ¡Hikaru! ¡HIKARU!

Al salir por la puerta principal se quedó asombrada. Había nubes de polvo y basura por doquier. Empezó a correr en la dirección que se había marchado su hijo. Sabía que no había salido de la escuela aún. El paseo escolar empezaba a las 8:30, todavía estaba en la escuela. Pero a medida que avanzaba, el terror le invadía el cuerpo. Esparcía su sangre por la calle y solo escuchaba quejidos y gritos débiles y apagados. ¿Dónde estaba la gente, si solo podía escucharla? ¡¡Hikaru!!

Finalmente vio manos enterradas en escombros, pidiendo ayuda. Aunque los gemidos eran casi inaudbiles, todos en conjunto zumbaban a su alrededor y la envolvían en el bullicio. Sus propios gritos se ahogaban entre las súplicas. "¡Auxiliooooo!", "¡Ayudaaaa!". Vio un brazo calcinado usando el reloj. EL reloj. Ese reloj azul. El cuerpo estaba oculto debajo de un enorme pedazo de piedra. ¡¡Hikaru!! No, no era su hijo. Pero el brazo aún se movía... ¡¡Hikaru!!

Mientras corría, se topaba con cuerpos calcinados, deformes, que avanzaban casi arrastrándose como zombies. La piel les colgaba del cuerpo como jirones de ropa, su carne olía a quemado y por un momento pudo asegurar que crepitaba. Los escombros yacían sobre las calles, sobre la gente, sobre las casas. Había fuego por doquier y los gritos aumentaban. ¡¡Hikaru!!

Estaba desesperada. Los muertos vivientes la asustaban, cada vez había más, arrastrándose. Había pedazos irreconocibles de seres humanos. Corría entre los trozos de madera y sentía cómo manos atrapadas le agarraban los tobillos. Ella solo quería salvar a su hijo, no podía ayudar a todos. Majaba los dedos carbonizados que la aprehendían, pateaba las manos que intentaban aprisionarla. "Por favor ayúdeme... Por favor... Ayúdeme". No, no es Hikaru. ¡¡Hikaru!!

Finalmente llegó a la escuela. Reconoció el vestido de Manami, pero lo que quedaba de su cuerpo no parecía ni un ser humano. Ya estaba cerca. Había gente cuyas cuencas estaban vacías, otras cuyos globos oculares escurrían derretidos por sus mejillas. Aika miraba a su alrededor y notó que ya no había colores en el mundo. ¡¡Hikaru!!

"Mi bebé... Ayúdeme por favor... Llame a un doctor que salve mi bebé... Ya tengo contracciones... Por favor... Sálvelo". No tenía tiempo de salvar a su bebé, ella tenía uno propio qué encontrar. Buscaba entre los niños sollozando... ¡¡Hikaru!! Se miró en un espejo tirado en el suelo. Por primera vez notó que su rostro estaba completamente quemado. Miró sus manos sangrantes y vio que estaban inflamadas y con llagas. Miró al río. Miles de cuerpos eran llevados por la corriente, mientras la gente entraba en él y golpeaba los cadáveres flotantes para apagar el calor que sentían. A ella también la invadía un calor insoportable, pero primero tenía que encontrar a su hijo. ¡¡Hikaruuuuuu!! ¡¡HIKARUUUUUUU!! Rompió a llorar, con los gemidos de fondo... Hikaru... musitaba... Hikaru... Mientras ella lloraba, la negrura del cielo empezó a caer. Negra... la lluvia era negra como la noche... Hikaru... Vio a la mujer embarazada a lo lejos, quietecita... Hikaru...

Los días pasaron y Aika seguía sin pronunciar palabra. Miraba al vacío, se sentaba a ver los cuerpos moribundos y esperaba que su hijo apareciera entre ellos, diciendo: "¿Por qué me traen aquí? ¡Estoy vivo!". Hikaru... Hikaru... repetía entre dientes. "Dijo que iba a regresar en la noche, iba a venir con las estrellas". Esa fue la frase más larga que le oyeron decir después.

Solía seguir a los niños en la calle y abrazarlos... Hikaru... Hikaru... Solía perderse siguiendo las huellas que algún niño había dejado. Solía estar perdida, siempre. Parecía estar siempre confundida, escuchando los gemidos de aquel día. Hikaru... Así vivió el resto de sus días, esperando con anisas la noche... ESA noche. Y es que dicen que la muerte de un hijo no se olvida. Yo digo que la muerte de una esposa tampoco, más aún cuando su corazón continúa latiendo.

14 Se han dejado perfumar:

Julia Ardón dijo...
25 de mayo de 2008, 11:44

Ay.

Mi foto no tiene nada que con cómo quedé después de leer esto.

John Doe dijo...
26 de mayo de 2008, 13:31

Conmovedor... espeluznante... que más puedo decir... La muerte de un hijo nunca se olvida... pregúntenselo a mi madre, que se le murieron dos y todos los años los recuerda... claro! aunque no de esa manera...

Que post mas trágico... real, por que me imagino que ya ha pasado...

Terox dijo...
26 de mayo de 2008, 13:46

Hiroshima. Un horror nunca antes visto. Ojalá nunca lo volvamos a ver...

U.A.S dijo...
26 de mayo de 2008, 18:43

Julia: Creeme, leer historias de Hirsoshima y Nagasaki es terrible.

John: Claro, perder a un hijo dicen que es terrible y que nunca se olvida. Que haya pasado miles de veces no me extrañaría.

Terox: No lo vemos de la misma manera... pero de que pasa, pasa...

U.A.S dijo...
26 de mayo de 2008, 18:44
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ELES dijo...
27 de mayo de 2008, 14:06

la muerte...la muerte no discrimina, e igual duele esa anunciada como la llega callada.

SarksTico dijo...
27 de mayo de 2008, 17:40

te lo dije! otro post de nudito en la garganta!!

igual y me gustó..

tenés (tenemos? yo la volvería a ver..) q ver Mar Adentro..

U.A.S dijo...
27 de mayo de 2008, 20:34

Ele: Siempre es dolorosa, pero la que se anuncia al menos te da tiempo de apretar los dientes y respirar hondo.

Sar: Lo sabía, amo hacerte llorar. Luego la vemos entonces.

Odio las palabras de evrificación...

Amorexia. dijo...
31 de mayo de 2008, 18:09

Impactante. Yo recordé Hiroshima, no sé ustedes, y me parece un excelente relato. Felicitaciones.

U.A.S dijo...
31 de mayo de 2008, 18:15

Gracias, era la intención. Todo lo que leí sobre Hiroshima me dejó tan impactado durante meses que... no sé... fue algo muy extraño ese tiempo

Melcocha dijo...
1 de junio de 2008, 18:01

El texto está sencillamente genial. Puña, debo admitir que estoy muy sorprendido. No sabía que tenías esa capacidad, sabía que eras muy bueno escribiendo, pero de verdad que llegás a niveles muy altos.

Y con respecto a la idea, lo que más me dolió es que en esta época no estamos aún muy lejos de una realidad parecida. Yo quiero ver cuantas madres ven esas caras quemadas en hijos moribundos (si es que los distinguen entre miembros desgarrados), por ejemplo, en Irak. Y luego pasemos a España y su ETA, a Colombia y sus FARC, y así sucesivamente.

Por eso es que creo que aún estamos a tiempo de no convertir nuestro país en un cementerio. Y ahorrarle a tantas personas esos sufrimientos, esas quemaduras, y esos desgarros del corazón. Que la única manera noble de morir, es morir de amor y por la gente, no por odio y guerras estúpidas.

De nuevo...excelente!!

U.A.S dijo...
1 de junio de 2008, 21:06

1) Primero muchas gracias. Esos comentarios me alientan a seguir adelante ;).

2) Los seres humanos podemos ser increíblemente crueles sin más razón que la "diversión". Podemos ser crueles solo para no perder, porque es más fácil matar que decir: "Nos equivocamos y desperdiciamos mil millones de dólares en algo innecesario ya"... Y seguimos así, siempre hemos sido así. Nosotros nos horrorizamos de las cruzadas y de las torturas... y seguimos mejorando nuestra capacidad de hacer sufrir.

Anónimo dijo...
24 de octubre de 2008, 18:39

"El ser humano es el único ser vivo que daña a los de su propia especie".

U.A.S dijo...
26 de octubre de 2008, 20:21

Y lo peor es que siempre busca mejores y más rápidas maneras de hacerlo...

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Perfume de un beso.