Un año de estar malquerido



Este blog este mes cumplió un año de ser mal querido justo; este mes...


a ver si lo empezamos a querer mas...


me voy a comer queque...
felicidades...


Cada una de tus cosas.


Mirando el río una rumbita te escribí
mientras te esperaba,
con el pechito inquieto y alegre,
y un andar de no ser de acá.

De aquí no me moví de tu vértigo mío,
de tu sonrisa vertical, que misteriosa es una rosa de Hiroshima
y la rumba que hay.

La rumba se ríe, no sabe si es rumba,
será un momento nada más,
de eternidad, de esos que me da.

Todos los días, todos los segundos
infinitamente, la alegría de vivir,
el sentido que da la vida vivir contigo.

En el cielo , en el suelo, en cada una de tus cosas,
En el cielo , en el suelo, en cada una de tus cosas.

Poesía...

Voz lejana, amada


desdeñamos en la voz de la amada, esa "vos" que no puede ser otra cuando nos ama y susurra...

Arte y verbo.


Si somos arte y nos recitan seremos poesía,
si somos arte y nos cuelgan en una galería seremos pintura,
si somos arte y nos cantan seremos canción,
pero si somos arte y somos verbo, entonces, seremos amantes.

Qué hora es?




Qué hora es?
Te pregunto,
y recordamos que Sabines
era un viejo sabiondo y fumador.
Sabemos que las palabras simples
pueden decirse en frases complicadas
y que los verdaderos enigmas del alma
sólo los trae el silencio.


Qué hora es?
Y vos ya sabes la hora que es
y reconoces que decir "también yo"
es afirmación de tiempo,
espacio y completa estancia.


Sabemos que la vida nos traiciona
que las palabras pueden tornarse
abismales muertes
que el tiempo aniquila
y la distancia nos llora

pero mientras unos comen carne
o navegan,
escupen su odio
o se masturban entre llovizna
vos y yo sabemos
--como dioses--,
qué hora es.

Más naúfragos y marineros

Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.

Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra,
veré en los tuyos lágrimas un día.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.

Pablo Neruda




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