Qué hora es? Te pregunto, y recordamos que Sabines era un viejo sabiondo y fumador. Sabemos que las palabras simples pueden decirse en frases complicadas y que los verdaderos enigmas del alma sólo los trae el silencio.
Qué hora es? Y vos ya sabes la hora que es y reconoces que decir "también yo" es afirmación de tiempo, espacio y completa estancia.
Sabemos que la vida nos traiciona que las palabras pueden tornarse abismales muertes que el tiempo aniquila y la distancia nos llora
pero mientras unos comen carne o navegan, escupen su odio o se masturban entre llovizna vos y yo sabemos --como dioses--, qué hora es.
Para que nada nos amarre, que no nos una nada. Ni la palabra que aromó tu boca, ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos, ni tus sollozos junto a la ventana. Para que nada nos amarre, que no nos una nada.
Amo el amor de los marineros que besan y se van. Dejan una promesa, no vuelven nunca más. En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Desde el fondo de ti y arrodillado, un niño triste como yo nos mira. Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos, tendrían que matar las manos mías. Por sus ojos abiertos en la tierra, veré en los tuyos lágrimas un día.
Amo el amor de los marineros que besan y se van. Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz. En cada puerto una mujer espera; los marineros besan y se van. Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.