El chat.


El chat era ya un poco insulso para ella, y él, sin mas aceptaba que ella tenía razón, por eso decidieron que era hora de dar el paso y conocerse.

Lo primero fue ponerse de acuerdo sobre el lugar, ella un poco mas conservadora hablo sobre un restaurante en un centro comercial, con meseros y todo, él mas informal propuso un bar, finalmente y cediendo un 50% cada uno busco un lugar intermedio en la zona rosa.

Como se reconocerían? Fácil, ella prometió vestirse de negro con un peinado alto, y él propuso llevar flores.

Realmente estaban emocionados, finalmente su relación de largas charlas y correos electrónicos pasaría a un nivel mas apropiado dado los ya altos apelativos amorosos con que se trataban; y es que tanto él como ella habían dado rienda suelta a un amor que tenían guardado cada uno tras su último fracaso amoroso, en ambos un mal recuerdo, y que habían llenado por medio de la red, hasta casi olvidarlo.

Ella se mudo y arreglo en un ritual clásico, su amiga Ana le ayudo a escoger ese vestido con que se veía tan bien, mientras él con el beneplácito de su madre se puso tan guapo como pudo.

Ella llego primero al bar-restaurant pactado, no por que el fuera impuntual, si no por que ella lo esperaría para darle una buena impresión en la puerta, no como esa terrible ex que siempre llegaba tarde, mientras él compraba rosas azules, algo totalmente distinto a las gardenias que siempre le compraba a la dueña de su sufrimiento pasado.

Ella sonreía en la puerta mientras él venía cantando con las flores en sus manos, y al doblar la esquina de el pasillo que daba al restaurante en la zona rosa, quedó estupefacto al ver a quien lo esperaba en la puerta, no por su belleza, no por su elegancia, mientras ella, atónita por aquella aparición con flores se apresuro a deshacer su peinado alto, y mientras ambos fingían no verse, él aprovecho su mirada cabizbaja para botar en un basurero las flores, justo cuando ella vio a galan77 convertirse en José, su ex – novio, y él a princesa encantada volverse María, la mujer que lo termino aquella lejana noche de enero, precisamente cuando él mas la amaba.

Ya no supe yo andar sin salirte a buscar...



Solo tu y yo. Solo tu y yo...sabemos lo que nos pasó.
Raúl Paz es cubano.



Estadística

Las estadísticas dicen que con el tiempo el amor muere y prevalece la costumbre. Que el enamoramiento es pasajero, que dura 3 años máximo. No logro explicar entonces cómo puedo quererte tanto y más cada día, por qué siento tantas ganas de verte, porque me gusta más que cualquier cosa estar entre tus brazos, o por qué me da ilusión pensar todo lo que nos falta caminar juntos.

En eso pensaba hoy por la mañana, oyendo las gotas de lluvia caer sobre el techo, mientras estabas afuera y yo en tu cama, en nuestra cama, como le decís hace años. Pensaba en los muchos amaneceres que ahí hemos vivido, en tantas épocas, en tantas mañanas. Luego venís y repasamos el código que de memoria nos sabemos, pero no por costumbre, sino porque de verdad nos necesitamos. Podemos ir mil noches a comer al mismo sitio y ver la misma película cientos de veces, pero siempre hay algo distinto en cada momento, siempre hay una mirada diferente, siempre encontramos nuevas maneras de abrazarnos y de hacernos el amor.

No me importa lo que digan las estadísticas, ni lo que opinen esos que se creen expertos en el tema de las parejas y sus nimiedades. Yo sólo me fío por lo que siento por dentro y veo en tus ojitos. En ese 80% de tu vida que lleno y del que me encanta ser parte, flaquito.

Te busco


MusicPlaylist



_Hasta luego, mami, vuelvo en la noche.
_Hasta luego. ¿Llevás ropa interior buena?
_Ay, ma... sí. Ya, ya me voy. Te veo en la noche.

Eran las 7:15 de la mañana. Se despidieron con un beso. Una hora después, Aika empezó a hacer la comida mientras vigilaba la calle por la ventana de la cocina. Comenzó a cortar las zanahorias cuando Takara le lamió las piernas, sollozando por comida.
_¡¡Takara, estas zanahorias no son para perros!!! --y se agachó para jugar con ella. Fue un instante que le salvó la vida. Fue un instante que la persiguió toda su existencia. Fue un instante que no sabía si agradecer u odiar. Fue un instante. Se oyó un golpe como si hubiera caído la luna. Durante un segundo, no hubo sonido alguno en el mundo. Todo estaba callado, todo estaba inmóvil, todo se congeló. El silencio era puro. Poco a poco el eco del golpe empezó a expanderse, tan fuerte que a su paso las ventanas estallaban en mil pedazos, los árboles despegaban sus raíces del suelo y todos los objetos volaban. Su fuerza mermó cuando llegó a Aika, pero de cualquier manera, la ventana explotó y los pedazos salieron volando por toda la cocina. Unos pocos se le clavaron en la espalda y ella solo atinó a quedarse en esa misma posición hasta que el eco desapareciera. Si hubiera estado de pie, como hacía 5 segundos, los picos se habrían encarnado en su cara, en su cuello y en su pecho.

Cuando hubo pasado el ruido, volvió el silencio. Se quitó los vidrios de la espalda y se levantó. Su blusa estaba manchada de sangre, y de las manos esta parecía brotar de cada poro. La noche había llegado, ¿dónde estaba Hikaru? ¡Él dijo que llegaría en la noche! ¡La noche ya había llegado y Hikaru no! ¡Hikaru! ¡HIKARU!

Al salir por la puerta principal se quedó asombrada. Había nubes de polvo y basura por doquier. Empezó a correr en la dirección que se había marchado su hijo. Sabía que no había salido de la escuela aún. El paseo escolar empezaba a las 8:30, todavía estaba en la escuela. Pero a medida que avanzaba, el terror le invadía el cuerpo. Esparcía su sangre por la calle y solo escuchaba quejidos y gritos débiles y apagados. ¿Dónde estaba la gente, si solo podía escucharla? ¡¡Hikaru!!

Finalmente vio manos enterradas en escombros, pidiendo ayuda. Aunque los gemidos eran casi inaudbiles, todos en conjunto zumbaban a su alrededor y la envolvían en el bullicio. Sus propios gritos se ahogaban entre las súplicas. "¡Auxiliooooo!", "¡Ayudaaaa!". Vio un brazo calcinado usando el reloj. EL reloj. Ese reloj azul. El cuerpo estaba oculto debajo de un enorme pedazo de piedra. ¡¡Hikaru!! No, no era su hijo. Pero el brazo aún se movía... ¡¡Hikaru!!

Mientras corría, se topaba con cuerpos calcinados, deformes, que avanzaban casi arrastrándose como zombies. La piel les colgaba del cuerpo como jirones de ropa, su carne olía a quemado y por un momento pudo asegurar que crepitaba. Los escombros yacían sobre las calles, sobre la gente, sobre las casas. Había fuego por doquier y los gritos aumentaban. ¡¡Hikaru!!

Estaba desesperada. Los muertos vivientes la asustaban, cada vez había más, arrastrándose. Había pedazos irreconocibles de seres humanos. Corría entre los trozos de madera y sentía cómo manos atrapadas le agarraban los tobillos. Ella solo quería salvar a su hijo, no podía ayudar a todos. Majaba los dedos carbonizados que la aprehendían, pateaba las manos que intentaban aprisionarla. "Por favor ayúdeme... Por favor... Ayúdeme". No, no es Hikaru. ¡¡Hikaru!!

Finalmente llegó a la escuela. Reconoció el vestido de Manami, pero lo que quedaba de su cuerpo no parecía ni un ser humano. Ya estaba cerca. Había gente cuyas cuencas estaban vacías, otras cuyos globos oculares escurrían derretidos por sus mejillas. Aika miraba a su alrededor y notó que ya no había colores en el mundo. ¡¡Hikaru!!

"Mi bebé... Ayúdeme por favor... Llame a un doctor que salve mi bebé... Ya tengo contracciones... Por favor... Sálvelo". No tenía tiempo de salvar a su bebé, ella tenía uno propio qué encontrar. Buscaba entre los niños sollozando... ¡¡Hikaru!! Se miró en un espejo tirado en el suelo. Por primera vez notó que su rostro estaba completamente quemado. Miró sus manos sangrantes y vio que estaban inflamadas y con llagas. Miró al río. Miles de cuerpos eran llevados por la corriente, mientras la gente entraba en él y golpeaba los cadáveres flotantes para apagar el calor que sentían. A ella también la invadía un calor insoportable, pero primero tenía que encontrar a su hijo. ¡¡Hikaruuuuuu!! ¡¡HIKARUUUUUUU!! Rompió a llorar, con los gemidos de fondo... Hikaru... musitaba... Hikaru... Mientras ella lloraba, la negrura del cielo empezó a caer. Negra... la lluvia era negra como la noche... Hikaru... Vio a la mujer embarazada a lo lejos, quietecita... Hikaru...

Los días pasaron y Aika seguía sin pronunciar palabra. Miraba al vacío, se sentaba a ver los cuerpos moribundos y esperaba que su hijo apareciera entre ellos, diciendo: "¿Por qué me traen aquí? ¡Estoy vivo!". Hikaru... Hikaru... repetía entre dientes. "Dijo que iba a regresar en la noche, iba a venir con las estrellas". Esa fue la frase más larga que le oyeron decir después.

Solía seguir a los niños en la calle y abrazarlos... Hikaru... Hikaru... Solía perderse siguiendo las huellas que algún niño había dejado. Solía estar perdida, siempre. Parecía estar siempre confundida, escuchando los gemidos de aquel día. Hikaru... Así vivió el resto de sus días, esperando con anisas la noche... ESA noche. Y es que dicen que la muerte de un hijo no se olvida. Yo digo que la muerte de una esposa tampoco, más aún cuando su corazón continúa latiendo.

Desconocidos


Para los que amé, he amado y amo todavía.



¿ Tiene que ser así necesariamente?
Hay gente que no puede rebelarse contra el convensionalismo obtuso que arrastra a las parejas al desamor cuando se separan. Por lo que sea.

No hemos aprendido a celebrar el encuentro y entender que si termina no tiene por qué terminar en desencuentro.

Nos falta abrazarnos en la despedida. Agradecernos.
¿ Por qué pasa tanto?

¿ Es necesario herirse? ¿ Insistir en la legalidad? ¿ Convertir el sudor compartido, las humedades, los besos, los hijos, las hijas, el cariño cotidiano...en un simple papeleo que manejan ajenos abogados sin sensibilidad? ¿ reducir aquello a un asunto de plata y propiedades?

¿ Por qué no ponerse de acuerdo como hermanos, como amigos, con Amor del Bueno, del que no necesita apegarse a lo que se va, pero es capaz de entender que de todo lo compartido tiene que quedar música, perfume, flores...gracias, abrazos...?

¿ Por qué resentirse si no nos aman más? ¿ por qué el reclamo si nos dejaron de amar? ¿ Por qué esa inmadurez?

Acabo de leer "El Infinito en la Palma de la Mano". Lo recomiendo muchísimo. Es la última novela de Gioconda Belli. El paraíso de Eva y de Adán, aprender a reconocerse, a amarse, a trabajar juntos por la vida. El dolor de la partida. El recomenzar.
Entendí muchas cosas. Lloré mucho al final y pensé en gente cercana a la que le están pasando cosas dolorosas como estas.

Porque esto de desconocerse al final no lo puedo entender ni lo podré entender nunca más.

¿ Por qué hay gente que insiste en herir a gente buena? ¿ Qué vanidad le mueve? ¿ No se da cuenta que hiriendo a quien le amó se hiere a sí mismo?

Qué innecesario y obtuso eso de pelearse cuando hay un divorcio o una ruptura amorosa.

Lo viví con mis papás. Lo he visto en otras parejas. Pero también he visto gente valiente que sabe manejarlo con madurez, con amor y amor propio. Que entiende que tras la ruptura puede quedar la solidaridad, el respeto, la amistad, que al final es la forma más perfecta del AMOR cuando la pasión se ha ido y solo quedan los hijos y la historia de una familia que fue y que no pudo seguir siendo de igual manera pero puede modificarse y mantenerse. Para bien de todo el mundo. Siempre cuento con satisfacción especial como dos de las ex-mujeres de mi marido se acercaron a acompañarle ratitos en su lecho de muerte y como a mi me llenaba de orgullo verlos acercarse, aliviarse...Una de ella me ayudó a cuidarlo al final ratitos para que yo descansara. ¿ si eso no es amor qué cosa es? Me siento tan contenta de haberlo podido vivir así....

En otras historias fui herida. Me dejé herir, para decirlo más correctamente. Y nunca se me ocurió echar por la borda los hermosos momentos compartidos. Con nadie. Algunas rupturas me costaron más que otras, hubo lágrimas, reclamos, dolor, discusiones, groserías incluso...pero nunca, nunca, nada de eso le ha ganado al Amor que me quedó en el corazón. El que siempre quedó.
A todos los hombres que he amado los sigo amando, de otra manera, los respeto y les agradezco todo lo que pudieron darme.
Fui privilegiada cuando recibí sus atenciones y su interés. Todos me dejaron darles lo que yo quería darles. Nos gozamos mucho. ¿ por qué desconocerse después?
Nada que ver.
Los guardo con cariño en mi corazón. Para siempre.
Por dicha nunca me tuve que divorciar ni fui a resolver con abogados cosas que no pudiera resolver un abrazo de perdón.


Julia

Los tres cerditos.


Cansado de ver como todas las bolsas de mis pantalones se rompían irremediablemente ante la cantidad exagerada de monedas que me sobraban desde que ya no te llamaba, decidí conseguir tres cerditos de esos de barro que son alcancías.
Compre uno pequeño para las monedas de cinco, que eran las que usaba para saludarte y cumplir los requisitos de rigor de una llamada telefónica; como estuvo tu día? Yo igual que siempre, mucho trabajo! Ese cerdito tiene mi nombre por lo pequeño que fui al gastar todo mi menudo en ti sin darme cuenta mas allá, que solo por teléfono fingías amarme.
Compré uno mediano para las monedas de a diez, que eran las que usaba para contarte de todas las cositas mías que tenía para ti; los besitos que te iba a dar cuando te viera, lo que tenía planeado, lo que te iba a hacer cuando solos al fin hiciéramos el amor. Ese cerdito lleva tu nombre, y se lo escribí con marcador, para que no quede duda, que estas monedas de a diez eran para ti tan poco, como para mí cuchillas en el pantalón.
Y finalmente compre un cerdito grande para echar las monedas de a veinte, las que usaba para decirte que te amaba, para predicarte mi estúpida devoción por ti y nuestras conversaciones telefónicas, de mi confianza ciega y tonta para amarte aunque solo por teléfono me animaba a decir estas cosas y otros temas trascendentales. Este cerdito sin duda , no podía llevar otro nombre mas que el de él, el mismo que sin duda reía al oírte hablar conmigo cada noche, el mismo que ocasiono que todas las bolsas de mis pantalones terminarán remendadas.
Con lo que ahorre pienso comprarme mas alcancías, pues sin duda siempre me hará falta hablar contigo, y con lo que ahorre de estas sin duda me compraré un celular, con el cuál de nuevo estúpidamente esperaré que un día me llames aunque sea para preguntarme: “como estas?”


sobre este post publicado, les pido ser pacientes con él, sean buenos, ya que el mismo fue escrito hace unos doce años, cuando estaba en el colegio, por tanto quizás les resultará distinto... pero me parecio interesante retocarlo, reescribisrlo y presentarselo a ustedes, mis amorosos amigos. Saludos amigos y gracias.

Receta para dormir bien



Antes disfrutaba de dormir sola. Uno de los grandes placeres de la vida era, por ejemplo, echarme en la cama de mis papás a dormir, estirada hasta donde podía. Fernan cuenta que, aunque no me dé cuenta, tiendo a reacomodarme en cuanto él sale de la cama. Dice, ese hombre mentirosillo, que me acuesto en diagonal con cara de placer.

Puede ser… pero no del todo.

Este fin de semana dormí sola, tras dos años de dormir acompañada. Después de dar vueltas una hora, logré dormirme. Sólo para despertarme cada dos horas, siempre esperando ver a mi señorito marido a la par. Al final me rendí y yo, que soy una dormilona profesional, acabé aceptando que ya no puedo dormir bien sola.

Tras este fin de semana, el amor se me ha vuelto más físico que nunca. Es esa necesidad de girarme y tener la espalda que tanto me gusta abrazar.


Foto: Anthony Nagelmann

El Silencio


Ella no sabe que el día en que por fin la besé, en sus labios dejé todo lo que deseé y amé de ella, y talvez ni siquiera se dió cuenta de que mi saliva sabía a despedida y adiós, a persona que se marcha y que no volverá jamás a cruzarse en nuestras vidas.


Creció conmigo y yo crecí con ella, niña de ojos siempre transparentes, mezcla de muñequita china y nativa americana. Desde niño amé sus cabellos oscuros, su forma libre de ser, su piel morena, sus hombros desnudos provocando al beso, pero sobre todo, esa sensación de miedo y taquicardia que era intrínseca a su cercanía.


Eran sus labios lo más deseado. Y lo más duro de tener a la vez. Sobre todo desde ese día en que envuelta en un vestidito estampado me miraba a menos de un metro de mi cara, hecha una niña mujer, contándome de cómo el sol quemó su piel en la playa mientras yo me clavaba los dedos en las palmas de las manos para evitar que mis caricias destruyeran esa visión de perfección que charlaba de cosas desvanecidas en el aroma a café de la tarde. De eso años luz han pasado.


Muchas veces evité su presencia. Sobre todo desde que me descubrí creciendo y deseándola como mujer. Y sí, tuve mi oportunidad, en la soledad de una cabaña clavada en algún lugar de Cartago, algún día perdido antes de que ella y yo fuésemos hombre y mujer. Pero el momento silencioso que el buen amante sabe convertir en beso mortal solamente acertó a transformarse en dos miradas esquivándose, un vacío doloroso que dice que algo faltó, y un hasta luego por la noche que no imaginaba me pesaría durante tantísimos años.


La vida nos conoció. Ella amó, se entregó y perdió. Yo por mi parte viví, bebí, amé, fumé, dolí, y volví a amar mil veces mientras en la línea continua de mi pensamiento, ese instante silencioso de aquella cabaña seguía gritándome que la besara. Pero no se daba más que en algunos sueños y charlas de amores inconclusos matizados con cervezas y amigos.


Amigos fuimos siempre. Y aún lo somos. Nos quisimos a más no poder, extrañándonos de lejos, acompañándonos solo con palabras y saludos de cumpleaños. Y así, en nuestra complicidad conocimos todas las historias mutuas que yo en mi mente maquillaba deseando ser protagonista, héroe y amante devorador y absoluto. Pero mis pasos caminaban cada día más lejos de los suyos, y la cabaña con su frío y árboles olorosos a humedad se convertía poco a poco en algo casi de risa, algo irónico y punzante que yo quería desaparecer cada día, pero que volvía por las noches junto a su voz tras el teléfono.


Un día el amante llego a su puerta, disfrazado de amigo, de cervezas y música barata. Nunca estuvo más linda y perfecta a mis ojos, y nunca deseé tanto amarla como esa noche en que su mano se estrechaba bajo mi brazo mientras entre historias, licores y risas, el silencio de adolescencia se volvía a hacer presente.


Pasó que volví a tenerla cerca. Pero esta vez las miradas no se agacharon, los ojos no se esquivaron, y las manos no se reprimieron aruñar pieles sudorosas, aromatizadas con tabaco y luces de discoteque.


Sentía el golpe de su corazón en mi pecho, con ojos que se apagaban mientras más me acercaba, conocedores los dos de que esos silencios solo mueren con el sonido de labios amándose, y todo fue tan natural y sencillo, que llegué por un momento a pensar que era esta solamente otra de mis noches con ella en espíritu, nadando en una de esas historias alteradas en que al fin su sonrisa se moría en un beso esperado desde niños.


Y no fue solamente uno. Fueron muchos labios comiéndose, respiraciones alteradas y lenguas tocándose. Fue la perfección del deseo y amor durante la noche en que se nos dio, y no importaron para nada las caras incrédulas, ni las frases de “jamás pensé que nosotros..”. Esa fue nuestra noche, y el silencio fue roto con carne que nunca en mi vida tuvo un sabor tan dulce.


hay cosas que hay que disfrutarlas en el momento, porque desde antes se sabe que son instantes únicos que nunca se repetirán”


“nunca en mi vida imagine esto, David. Y tengo que decir algo…nunca jamás disfruté tanto salir con alguien a como lo hice hoy. Esto debemos repetirlo…”


“algo me hace estar seguro de que no se repetirá…”


“si se repetirá…”


El último beso no supo a placer. Porque no había en el esa promesa de cariño que quiere ser amor. El silencio estaba roto, y ahora todo el ruido de los autos, la música, la gente, y el motor del taxi esperándome fuera de su casa, lo contaminaban y echaban a perder.


Abrió el portón, me dí la vuelta, y respiré aliviado y feliz. Algo me dijo el taxista que no logro recordar acerca del amor, porque de seguro se me desangraba por la cara y lo notó. Pero ya en mí solo había ruido y un vacío que comenzó cuando se escapó de mi último abrazo. Y nada más.


Mantuvimos por siempre el ruido que nos alejaba. El hueco en el pecho ya estaba lleno, y talvez la certidumbre de que nuestra historia sería demasiado intensa, nos hizo renunciar a ella, para dejarla como el recuerdo de una noche en que se hizo el silencio más hermoso que jamás he podido escuchar.


Años más pasaron, y como profecía, el silencio nunca volvió. Pero ella aún está conmigo, aunque en un tipo de amor distinto, y doy gracias a la vida por eso, que si bien no se pierde en mi pecho cada noche, tampoco deja de dibujarme enormes sonrisas cada vez que como cuando fuimos adolescentes, nos contamos nuestras historias.


Pero en nuestras historias, yo jamás volví a ser el héroe.




¿ A dónde van?


¿ A dónde van las palabras que no se dijeron? Canta en una canción el eterno Silvio Rodríguez Dominguez....sin darme cuenta me siento a preguntarme la misma pregunta pero ahora con besos....¿ A dónde se van los besos que nunca se dan?

Me anduvo un beso ansioso rondando varios años. En estos días me di cuenta de que nunca lo daré.

Ese beso ¿ dónde se habrá metido? ¿ se evaporará así no más? Si se va por donde vino...¿ de dónde vino y para dónde se irá?

¿ No quedará como pelotita peligrosa en algún sitio dentro del cuerpo? ¿ Se amontonará como bultito celulítico en la parte interior del muslo, como cebito en un codo, granito en la rodilla? espinilla? barro al menos?

Raro...
Es Raro...porque el beso tuvo ganas, que si qué!? y de repente se dio cuenta que no...que se había apagado, ido, esfumado...que nonato se fue...como un suspiro sin sonar, un pedito recatado, o más bien uno de esos estornudos que incómodos se resisten a soltarse y te dejan por segundos como con una angustia detenida entre pecho o espalda.

Lástima.
Sé que habría sido rico.
Pero ya no.

¿ O será que no era esa la boca? ¿ y es otra la boca pero el beso será el mismo? ¿ O será que no vale el beso ni mucho menos la boca que ya perdió toda importancia ? ¿ Será que lo único que importa es el ánsia, el deseo, el anhelo...en fin...¿ el perfume?

El perfume: Lo único que queda cuando se van las ilusiones.

La pintura ( titulada: El Beso) es de un austriaco que murió de sífilis llamado Klimt.




Julia

La Despedida


Get Music Tracks!Create A Playlist!



Nos conocimos en Vietnam. Llegué a la enfermería por una herida menor, ¿recordás cuál era? Je, siempre se te olvida... Fue en mi estómago. Y cuando llegué a que me atendieras, no pude evitarlo. Pensé que no me habías notado; luego me contaste que sabías de mi existencia, incluso antes de la herida. Supongo que el dolor puede traer cosas buenas, y ese dolor lo empezó todo. Cuando me estabas curando, y le dijiste a alguien más que siguiera; en ese momento me di cuenta de que yo era un soldado más para vos. Qué idiota, ¿cómo pude haber pensado que te fijarías en mí? En mí... En mí... Luego me contaste que no querías que notara cuánto temblabas. A lo mejor yo temblaba también, y por eso no me di cuenta.

Luego, llegó el momento. Luego bromeabas diciendo que perdí mi brazo solo para volverte a ver. ¿Sabés? Si tuviera que volverlo a hacer, lo haría. Si, sabiendo lo que ibas a significar en mi vida, me hubieran pedido ambos brazos y mis piernas, habría renunciado a ellas. Porque vos fuiste mi mano derecha, mi brazo entero, toda la vida. Porque indiscutiblemente te convertiste en la más indispensable parte de mi cuerpo, en la más hermosa, en la única.

Estuviste ahí cuando me amputaron el brazo, me diste la noticia. Fue la primera vez que di un "medio abrazo", como solías decirle, ¿lo recordás?. Te abracé porque apenas desperté, necesitaba a alguien. Tal vez en ese momento fue cuando me acostumbré a necesitarte a vos. Ese momento fue un preludio de nuestra vida. Te abracé, lloré como nunca hasta ese día, como miles de veces habría de llorar en tu hombro, como miles de veces habrías de consolarme. Me miraste a los ojos: "Tranquilo, todo va a estar bien. La recuperación es lenta..." No oí nada más. Estaba tan agradecido de tenerte...

Me enviaron de vuelta a casa. Y no extrañaba mi brazo, te extrañaba a vos. Te envié una carta de agradecimiento, y esperé. Esperé por semanas, meses... Años. Hasta perder la esperanza, cuando un buen día, llegaste a mi puerta. Quien me salvó de morir, llegó. Llegaste.

El primer beso, ¿lo recordás? Solíamos salir juntos a pasear. Pensé que el destino había hecho que vivieras cerca. Fue luego que me contaste que lo planeaste, que dejaste todo para intentarlo. Llegué a tu casa y reíamos. Nos quedamos viendo toda la eternidad. A veces siento que ese momento aún no ha terminado, mi vida. Y te digo mi vida no porque sea una expresión, sino porque realmente, VOS eras sinónimo de vida para mí. Vos fuiste mi vida. Vos fuiste el fuego. Vos fuiste mis sueños, mi realidad... mi vida... Y luego de mirarnos por siempre, el tiempo acabó. Te acercaste y yo tenía miedo. Cerré los ojos... te abracé...

Y desde entonces, fueron años... Años de regalarte mi vida, de compartir, de saber que nunca te ibas a ir. Como en el comienzo de tu enfermedad. Al principio eran dolores de cabeza. Luego se transformaron en migrañas insoportables. E iba a avanzar, lo sabías vos más que nadie. Hasta succionarte el color, mi vida. Hasta que te tuviera que llamar "mi muerte". Y avanzó. ¿Recordás aquel bolero que bailamos? Fue luego de que no pudieras caminar... Fue el último baile... Te sostuve con mi brazo... Te sostuve y movía tus piernas al ritmo de un lamento. Te sostuve al ritmo de las lágrimas. Y lloraste en mi hombro. Te miré a los ojos: "Tranquilo, todo va a estar bien".

Ya es casi medio siglo, medio siglo a tu lado. Medio siglo en que renunciamos a tener familia, a tener un pasado antes de Vietnam, solo para estar juntos. Porque nunca entendieron.

Nunca entendieron cuando entraron como corceles enfurecidos y te llevaron lejos de mí. ¿Para cuidarte, o para cuidar el dinero que nuestra soledad había acumulado? Y no pude entrar al hospital. No era nadie. Tus poemas diciendo que me amabas no eran nada. No eran papeles importantes, más que para mí. Mi amor, el amor... vos sabés que yo hubiera seguido sosteniendo tu mano; vos sabés que habría estado cada segundo; que hubiera velado tu sueño, cada vez más profundo, cada vez más latente, cada vez más prolongado, cada vez más cercano a la muerte. Vos sabés que no hubiera llorado para darte valor, vos sabés que no me hubiera separado de tu lecho, vos sabés que me habría dedicado a vos... Vos sabés...

Tu familia nos quitó nuestra casa, en tus poemas nunca dijiste que ambos la construimos. Tu familia arrasó con todo... Pero lo único que me duele es que arrasara con vos. Ahora no tengo nada material, pero no me interesa, no te tengo. Nunca nos casamos, ¿cómo demostrarle al mundo cuánto te amaba? ¿Por qué nunca pude decir "Acepto"? ¿Por qué nunca pude jurar estar a tu lado en la pobreza, en la enfermedad? Vos sabés que siempre estuve. Vos sabés que yo hubiera seguido sosteniendo tu mano, que te hubiera contado historias de solos de clarinetes y
hadas lunares, que no te habría dejado, que te hubiera dado un último beso cuando tu corazón no latiera. No me importó perder todo, porque lo único importante fuiste vos... Ya no hay brisas que me alegren, ya no hay vida, ya no hay fuego... E igual, dondequiera que estés ya no hay más vida, ni llanto, ni rabia, ni vida, ni voz...



Imagen gracias a BLOoDyPaRaDiZe en Deviantart.com

Tiempo de hacerse a la mar



Ya hace rato la idea nos venía dando vueltas en la cabeza, pero no era el momento aún de comenzar esta aventura. Sin embargo hoy nos abrazamos, sonreímos, y comenzamos a caminar con letras y palabras en ese enladrillado y hermoso camino que usualmente llamamos amor.


Amigos todos, escritores de muy diversas categorías y temáticas, hoy queremos compartir con ustedes nuestra visión, experiencia y expectativas acerca del sentimiento por excelencia, desahogar muchas cosas en total libertad, como bebiendo un licor dulce mientras un amigo te escucha hablar palabras de lágrimas y risas.


No queremos limitarnos. El blog tratará acerca de cualquier tipo de amor/desamor, desde el amor de amantes hasta el amor físico, pasando por el amor de familia, el amor de amigos, el amor de hermanos, y en general cualquier manifestación que haga eco en ese corazón anclado en nuestros pechos.


De igual manera, como el amor es tan diverso, y es muy difícil en el encontrar verdades absolutas, tampoco creemos ser los dueños de todo el conocimiento, y nos gustaría muchísimo leer no solo sus comentarios, sino también que ustedes colaboren con esta idea. Si creen que tienen algo fuerte que decir, como nosotros lo pensamos ahorita, sus textos serán muy bien recibidos en este lugar, que pretende ser un sitio donde todos nos podamos sentar a platicar y donde ustedes por igual son bienvenidos.


A continuación, la tripulación de “El Perfume de un Beso” se presenta a ustedes:


Denise:

Yo, que normalmente puedo hablar mucho de mis anécdotas y opiniones (para más INRI está mi blog...), me quedo de piedra cuando tengo que presentarme. Lo resumo, fríamente, así: periodista en fuga, teatrera de profesión y aspirante a novelista. Menos estructurado: amante de la comida (desde un buen rice and beans hasta sushi), de los libros y de aprender.


Romántica soy, pero he ido reelaborando el concepto a punta de guevacillos.. y de cosas hermosas. Ya no me derriten las rosas, ni los peluches ni los chocolates y jamás me ha gustado el 28 de febrero.


Exiliada voluntaria en la península ibérica desde el 2004, pero con raíces muy ticas, me quedo con la idea de que el amor es el tema más importante en la vida de todos, y también el más amplio. Amo y amo. Soy feliz, de hecho, porque abro los ojos y veo el amor trasluciéndose por toda mi vida. Lo demás es anécdota.


Naty:

tengo un blog lleno de cursilerías, wachaferías se llama, y por eso el Capi creyó que yo podía escribir aquí. Soy una romántica sin remedio, cariñosa y apasionada, así que mis posts le parecerán un tanto cursis a muchos, supongo. Vivo en Sabanilla, me gusta el flamenco, y en mis ratos libres hago periodismo.


Julia:

45 años de creer que el estado perfecto es el del arrobamiento. El enamoramiento impúdico, exagerado, apasionado, el que va hasta donde tenga que ir para hacer posible el encuentro.


Conciente de que como dice el poeta “cualquier amor es escencia y verdad”, que algo que dure lo que dura un sueño o un día no es menos importante que 20 años de emparejamiento. Segura de que en el amor como en la canción 20 años no son nada. Que renacemos en cada mirada nueva, cada beso, cada pedacito de piel que se toca, cada olor maravilloso que se nos queda pegado, cada fantasía que se nos cuela por la imaginación...


En cosas de amor, pola de alma, pero eso sí, desafecta de celocidades y derechos posesorios. Libre ante todo, aún cuando tuve la suerte de estar casada con un hombre bello de quien fui la quinta mujer “oficial” hasta que murió.


Siempre ando buscando hombres hermosos de quienes enamorarme y lo mejor es que siempre los encuentro. Andan por todas partes. Es cosa de pelar los ojos y abrir el corazón.
Los brazos y otras cosas sólo los abro cuando estoy segurísima de que el asunto merece no solo la pena, sino también el riesgo.


UAS

Bueno... ¿cómo presentarme sin perder mi pseudo anonimato? Diay, supongo que caí a este grupo porque a veces me da por jugar a pensar, o porque siendo el único gay de la manada, algo de variedad traigo al grupo. Estudiante no asalariado (T_T), medio vagabundo y muy perezoso, termino haciendo todo a lo último. Cada vez más cerca de ser el estereotipo que todo mundo dice (solo las cosas positivas, oooobvio), súper interesante, astuto, buena gente, atractivo y exageradamente humilde... Y ya, creo que eso es todo...


Amorexia

Mmm... yo tan malo que soy presentandome... bueno, yo pongo un poema como presentación, no se diga mas!


¿Serás, amor un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el mismo encuentro con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y sólo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo:
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.
Con los besos,con la pena y el pecho se conquistan,en afanosas lides,
entre gozos parecidos a juegos,días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el lugar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,desnudo altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,se despiden con señas materiales.
Es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
nunca es para apartarse
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara
y que lo más seguro es el adiós.

Capitán Melcocha

30 años. Patrocinado por la Cervecería Costa Rica. Fanático de la música en todas sus expresiones, y sobre todo, del café con leche!!

“Digamos que yo soy el lado “pachuco de esta historia”, el de menos experiencia y el representante, junto con Amorexia, de la cofradía del Sur (aguante, Desampa Jones!!), así que no se asombren si en lugar de pechos y trasero digo tetas y culo, que las palabras muy finas no son frecuentes en mi vocabulario.


Me honra el poder compartir este espacio con amigos que he ido conociendo a través de mi poca experiencia bloggera, y si sentí que había crecido mucho desde que escribo en la Melcocueva, pues ahora puedo tener la seguridad de que junto a este grupo de locos y locas seré, con cada letra escrita, un hombre aún más completo.


Y pues diay, señoritas, si mandan textos para publicar, favor adjuntar fotografía de cuerpo entero, preferiblemente en tanga (no importa que sean de esas en las que no aparece la jupa), para poder hacer una evaluación más intensa y objetiva de las nalgas..perdón, de las palabras a publicar!!!


Salud!!!


Bueno, y ahora que estamos todos..no se diga más!!! Bienvenidos sean ustedes a


EL PERFUME DE UN BESO!!




Volver al inicio Volver arriba

Perfume de un beso.