Estas putas lluvias




En los últimos días ha llovido, y en cantidad. En lo personal, la lluvia me trae recuerdos de mejengas de barrio de esas en las que uno llega a la casa hecho un desastre existencial, también me recuerda las mojadas que me pegaba cuando salía del cole, y un par de veces que he visto la lluvia en la casa de mi abuela en Pacayas de Cartago con una taza de café y un cigarro en la otra mano.


La lluvia para mí es demasiado dulce, solo cosas buenas me trae. Pero pareciera que al resto del mundo lo mata y reseca, como si las gotas fueran de arena y no agua bendita enviada por el Creador para revivir la tierra de sus hijos.


Y es que no es una, ni dos ni tres. Son un montón de personas a mí alrededor las que andan con el corazón latiendo hacia adentro, y por razones tan variadas como usualmente lo son mis recursos para revivirlos.


El problema está en que en muchas de esas personas mis palabras y mis actos no les están haciendo efecto. Y eso sí que es un enorme problema. Porque está bien que yo soy un buen hombro para desahogarse, y trato siempre de dar razones para sonreír, que al fin y al cabo para eso estamos los amigos. Pero últimamente algunos corazones muy queridos por mi están hundidos hasta la aorta en barro sentimental de todo tipo, y no poder secar ese barro siempre me termina poniendo mal.


Y es que puta, yo antes fui depresivo, lo admito. Odiaba mi vida y el reflejo que veía en el espejo. Pero de eso fue hace mucho, y han venido pruebas grandísimas en los últimos años que en realidad para mí han sido mierda cuando las comparo con el montón de bendiciones que tengo. Pucha, que no he necesitado ni siquiera una pareja para sobrevivir en mis tiempos más difíciles, que con solo saber que estoy rodeado de personas que darían lo que fuera por verme sonreír, tengo más que suficiente para no caer y darle duro al destino, y decirle que el que manda soy yo y nadie más.
Más hoy, hoy no me siento tan bien. Es domingo y para variar está lloviendo en puta.


Y esos corazones siguen apretados, deshaciéndose en dolores, sin que yo pueda hacer mucho más que seguir apoyando, y eso es lo que me da miedo…que cuando hace años cambié de depresivo a extremadamente positivo, comencé a alejarme del tipo de personas que se pasan siempre en ese eterno estado de negatividad…y ahora no quiero cansarme de apoyar y alejarme de tantas personas que tocan mi puerta siempre con sus mismas cuitas.


Eso me cansa!! Puta yo más egoísta, pero me cansa!! Yo quiero ser razón de muchas sonrisas, quiero cagarme de risa de lo estúpidos de algunos dolores, pero…pero el dolor por razones estúpidas de algunas personas es contagioso, tanto que si no fuera por el amor que de otros recibo tan a menudo, creo que hoy a esta hora me sentiría con ganas de buscar el primer frasco de Baygón que encontrara y hacérmelo bebido cor cor.


Los problemas de salud son duros, pero se pueden prevenir, y acabar en algunos casos.


Los problemas de dinero son una mierda. Pero si uno se organiza adecuadamente, tarde o temprano acaban en prosperidad.


Los problemas de amores…jajaja!! Tan fáciles como decirle a ese montón de personas de mierda que nos estorban “lo siento, pero me voy, quédese acá y húndase en su propio hedor, que desde hoy decido ser feliz conmigo mismo”


La salvedad la hago con los problemas de familia. Por experiencia sé que son muy duros de afrontar, y que no están en nuestras manos todos los recursos para solventarlos. Duelen hasta el hueso y no los curan los años, sino la voluntad de varias personas, que no usualmente son paralelas.


Pucha!! Tantos problemas, tanto cariño que a veces quiero hacerle sentir a los que quiero, y que a veces es inefectivo…..que hacer?? No puedo dejar de preocuparme, nací para querer al mundo y así me voy a morir. Por el momento, se me ocurre que no voy a echarme a perder mi semana por los problemas ajenos. En segunda instancia, mañana me comunicaré con un par de mis ejemplos de vida más positivos, y de ahí renovaré esfuerzos para ser mejor con mi alrededor.
Y tercero..no estaría mal que para muchos dejara de llover un par de días. …creo….al menos a mí me da igual.

7 Se han dejado perfumar:

La Morada dijo...
28 de septiembre de 2008, 23:30

X dicha a mí la lluvia no me atrasa.. Si tengo q salir salgo, si tengo que trabajar trabajo y si tengo que dormir duermo!

Capi, a veces es inevitable preocuparse por las preocupaciones de los demás, yo le llamó Amistad!

Si se puede colaborar, bienvenida sea la oportunidad, sino al menos estaremos cerca, para cuando decidan comentar.

Un par de días sin lluvia no caen mal, para que la tierra pueda desaguar, quién quita y se vayan en ese mismo desagüe algunos de los problemas ;)

Amorexia. dijo...
28 de septiembre de 2008, 23:38

Aún cuando veo a mi hija sonreír, tengo la sensación de que el sol brilla...


En realidad, la lluvia siempre significó algo en su vida desde que tuvo memoria, siempre le puso melancólico, y de alguna forma, las tardes tristes coincidieron siempre con sus momentos mas oscuros y solitarios, esos que hacen intimo el vínculo con la tristeza, con el silencio, la soledad y la oscuridad.

Finalmente, estos sentimientos fueron reiterados en su vida tras el fin de cada etapa, no era una mala persona, o disfuncional, pero una suerte de depresiones habían llenado toda su vida desde niño, desde la separación de sus padres hasta la suya propia, cuando finalmente tomo la decisión mas difícil de su vida.

La lluvia pareció ser en su vida siempre un escape para el llanto, conforme la lluvia arreciaba, él parecía irse calmando de a poco, como una transferencia, como esa magia especial que tienen los niños, que va desapareciendo conforme nos volvemos adultos; y la lluvia fue desapareciendo de sus horas mas oscuras para volverse llanto.

Pero no todo respecto a él era pesadumbre y depresión, había desarrollado un carácter fuerte y una decisión excepcional, aunque seguía siendo incauto en sus decisiones personales, tanto que aún tiempo antes de su separación, ya los episodios de depresión y tristeza eran pan nuestro de cada día, no por victima o arrepentimiento, si no por que había hecho la peor elección de su vida, y la incompatibilidad con su pareja era indudable.

Justo antes de estos terribles momentos apareció la mayor maravilla en su existencia, alguien que le cambiaria para siempre, su hija se convirtió desde el primer segundo en que se vieron y tocaron, en su cómplice, en su inseparable compañera, en la luz de sus ojos, en su mundo.

Fue desde siempre el mejor padre que pudo ser, y alejo siempre a su hija de sus tristezas, toda su alegría se relacionaba con ella, con sus besos, sus sueños, su calorcito, su existencia.

Pero conforme un bebé deja de serlo, aprende cosas de el mundo y de las personas; pronto su hija empezó a sentir la tristeza en el alma de su padre, y lo vio llorar desconsolado esperando que lloviera, sentado solo en el corredor de atrás de la casa, terminando finalmente por contenerse a fuerza de una ulcera y un sin fin de sentimientos que se acumulaban en el y amenazaban con explotar.

Apenas pudo gatear, no tardaba en ver a su padre sentado en el corredor y se apresuraba en sus pasos de bebe a cuatro piernas en llegar a él; y hasta en esto se convirtió en su compañera, se sentaba en sus regazos mientras él se aguantaba el llanto, y se quedaba con él hasta que lograba contenerse por completo y empezará a jugar con ella, mas en su sabiduría perfecta de la inocencia, ella sabia que su padre lloraba en silencio, sin lágrimas y muriendo por dentro, con una sonrisa falsa sacada desde su amor para no preocuparla, y aunque era solo una bebé entendía esto y le pesaba.

Ella leía sus ojos buscando la forma de ayudar a su padre, él amaba esos ojitos inquietos hurgando dentro de él, trato de aislar la tristeza, para que ella solo viera en él cuanto la amaba, pero la pequeña buscaba otra cosa; una respuesta; esa magia que él perdió de cuando era niño.

Una sesión de tristeza se volvió magia el día, en que cuando su hija llego a su regazo y le abrazo, comenzó a llover, de pronto se sintió de nuevo niño en los brazos de su princesa, y pronto sus lágrimas fueron dando paso a la lluvia, él y su pequeña miraron llover durante horas, ella sonrió satisfecha de haber encontrado respuesta a su enigmita.

Y pasaron los días y las tardes de sus tristezas mirando llover, el aprendió de nuevo a ver la magia de el cielo oscuro, de la lluvia y sus misterios, y se unió para siempre con su bebe en esa complicidad incierta de lo inexplicable.

Un día entendió finalmente que no podía seguir así, y tomo la decisión mas difícil de su vida, la besó mientras dormía y la cobijo; ya era tarde; tomo sus cosas y se fue de el lado de su hija, entendió quizás que podría ser mejor padre dejando la raíz de su tristeza, si se encontraba a si mismo y se daba una nueva oportunidad de empezar, de cambiar y dejar atrás para siempre sus episodios depresivos, para que su princesa tuviera siempre un padre alegre que no le transmitiera su oscuridad, su soledad, su tristeza y su silencio.

Lloró en el taxi que lo llevaba de su hija a lo incierto, mas entendió que ella entendía e iba con él cuando empezó a llover.

Mas la tristeza no se fue de él ni la dejo en esa vida pasada, extrañaba terriblemente a su pequeña y solía llorar terriblemente cuando acababa el día de visita, pero siempre aparecía la lluvia para calmarlo, como si ella estuviera allí con él; y la vida siguió, y el no maduro de nuevo en perder esa magia que ella significaba en su vida.

Y comenzó a llover menos cada día, no es que la ausencia no pesará, pero todas las heridas sanan y se aprende a vivir con todo, este es el fin de el duelo, y por el contrario cada visita de su princesa traía el sol consigo, cada sonrisa de ella era un solsticio, y fue mejor padre como lo había pensado, y un día su hija noto que su padre ya no lloraba, y que ya no era necesario que lloviera.
Pero de vez en cuando la vida nos devuelve a esas estaciones solitarias y lejanas, y una tarde mientras ella dormía en su cama durante una de sus visitas, le cayeron encima de pronto cinco años que le habían parecido una eternidad, y se sintió triste de no haberle dado a su pequeña aquello que él nunca tuvo y siempre deseo, de no darle ese hogar y esa seguridad que se dice tienen los niños que viven con ambos padres, y aunque entendía que su decisión había sido bien pensada y que ahora era mejor padre que entonces, pronto sus pensamientos se le escurrieron como lágrimas por la cara, y lloró desconsoladamente como nunca lo había hecho, con una tristeza mas importante que las suyas propias, por que estaba triste por ella, de no haber podido darle algo mejor que lo que él había tenido, y sin que escuchará sus pasos si no hasta su llegada, entendió un secreto y un misterio que entendía cuando era niño y había olvidado al madurar, cuando su hija pequeña, con una sonrisa resplandeciente como el sol y una mirada de amor infinito le pregunto: “papá, quieres que llueva?”


Saludos mi herma.

Terox dijo...
29 de septiembre de 2008, 7:44

Melco, dicen que para ayudar a alguien no podés involucrarte personalmente con sus problemas. O sea, tenés que estar por encima del "desfile" y no "desfilando" para dar tus consejos. Y aún así, cada quién lleva su propio proceso (por algo dicen que nadie experimenta en cabeza ajena).

Muy buen texto Amorexia...

xwoman dijo...
29 de septiembre de 2008, 15:53

Hay gente enfermiza que pone muy mal a los demás. Eso no es para nada positivo. Pero tampoco le puedes pedir a las personas que no tengan líos, dramas. Cada quién ve ciertas situaciones según su experiencia y las afronta de distintas maneras.

Para algunos el problema de otro es mera pendejada o una "cochinada". Eso depende. Es relativo.

Es maravilloso cuando sabes que puedes contar con alguien cuando tus cosas no andan bien. Pero es mucho más hermoso saber que también puedes estar para esa persona que tanto te ha apoyado o al menos escuchado tus "cuitas"

He aprendido que a muy pocos les puede contar ciertas cosas, porque son poco los amigos que están realmente dispuestos a ESTAR. Es muy fácil ESTAR cuando todo anda bien, eso para mí no tiene mayor mérito.

Otra cosas que me parece importante es que uno no debe permitir que los problemas de los demás le afecten.

Puedes sentirte identificado, puedes ayudar, escuchar, pero si tu amigo te pide que te ahogues en el fango con él, me parece una ridiculez.


Adoro la lluvia y realmente mis momentos de mayor felicidad fueron bajo un buen aguacero. Qué rico!

Saludos!

maureen dijo...
29 de septiembre de 2008, 16:05

me gusta la lluvia, da vida, es nostalgicamente emotiva, el cielo llora, pero el llanto no necesariamente representa tristeza, sino alegria, emocion, es un sin fin de sensaciones

admito que no me gusta mojarle el ruedo de los pantalones, ni el frizz del cabello, ni ser revolcada en un huracan personalizado, pero eso es lo de menos

el agua fuerza vital, caida del cielo, enviada por los dioses, a la union con la tierra, se me hace tan misticamente sensual

aprendere a convivir con la lluvia en nuestro horizonte preferido....

Tor, el comentarista! dijo...
29 de septiembre de 2008, 21:44

Esas putas lluvias son las q hicieron q escribiera lo que escribio, y q no es otra cosa q un pequeño desahogo antes de seguir con la vida diaria... por eso, esas putas lluvias son simpre necesarias, porque nos hacen ser mas humanos, mas reales, porque nos hacen sentir lo q un dia de sol no nos deja ni siquiera pensar...

Grandes las putas lluvias!!!

Bruno dijo...
7 de octubre de 2008, 12:16

contemplar...es divino...
es el plasma de mil versos...
pudiendo ser en uno a veces resumido
el ser? sera...fue...tal vez..es

me gusto el blog...el detalle da lindas imagenes..
saludos!

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Perfume de un beso.